Lugar apto sólo para microrrelatos y pajaratadas varias de un escritor.
lunes, 26 de abril de 2010
A gusto.
Doy otro sorbo a mi café y levanto la vista. Me miras. Llevamos cinco minutos, como mínimo, sin hablar. Creo que ya no tenemos nada que decirnos. No tengo nada que decirte pero tu silencio es tan acogedor que levanto mi taza y doy otro sorbo.
yo disfruto los silencios, mirar el detalle del otro distribuyendo la manteca en la tostada, sin decir nada, sin más que la compañía. ¿porqué hay que llenar todos los espacios con palabras?, si estoy ahí, con otro, si somos compañeros ¿qué más hay que explicar?
Acogedor, rutinario ese silencio. Un canto al desamor
ResponderEliminaryo disfruto los silencios, mirar el detalle del otro distribuyendo la manteca en la tostada, sin decir nada, sin más que la compañía. ¿porqué hay que llenar todos los espacios con palabras?, si estoy ahí, con otro, si somos compañeros ¿qué más hay que explicar?
ResponderEliminarA veces me gritan tanto esos ojos que tengo que dejar de mirarlos para no quedarme ciego.
ResponderEliminarGracias a los dos.
nada más elocuente que el silencio. Bella minificción. Saludos
ResponderEliminartu silencio es tan acogedor - es muy bonita esta idea, y esta manera de decirla. Hoy se queda coonmigo, te la robo Rufino.
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