Cuando me trajeron aquí y me encerraron entre estas cuatro paredes no estaba loco.
Es cierto, que grito. Usted no se equivoca, señor carcelero.
¿Cómo? Prefiere que lo llame Doctor.
No usted no es médico, los médicos curan y yo estaba cuerdo, le recuerdo que me estoy volviendo loco aquí.
Si mejor seguimos, le decía que yo grito porque no me hacen caso y no porque esté loco. Si quiere que deje de gritar hágame un favor. Traígame mi colección o mejor aún permítame empezar una nueva.
Sí aquí y ahora. Con usted.
Por favor, ayúdeme. Por favor, deme un abrazo.
Pues...no lo acabo de entender
ResponderEliminarMuy bueno. Me encanta esto del interlocutor tácito.
ResponderEliminarMe encantó.
Cariños!
Me agrada la tensión, pero no acabo de entender la colección de abrazos. Chécale también los acentos. ¡Bien!
ResponderEliminarReconozco que me desilusionó el comentario de Anonima Mente pero luego he visto que no soy el único que entiende lo que escribo y volví a respirar.
ResponderEliminarEl segundo efecto que buscaba era que alguien me diera un abrazo... aún sigo sin él.
Gracias a todos