Entró en el bar. Le saludó el camarero con un ronquido y un "¿lo de siempre?".
Ella titubeo, pero se atrevió: - No. Hoy además del café con leche quiero una tostada.
El camarero sorprendido tras dos años de desayunar lo mismo, la miró y se dio cuenta de que algo había cambiado. Le puso el café y la tostada y ella sonrió.
Un leve detalle cambia la rutina y establece una serie de cambios en cadena.
ResponderEliminarEfecto mariposa.
Un abrazo
Ese camarero ya se ha quedado pensando para un rato... eso está bien, el cambio de ella provocará un cambio en él.
ResponderEliminarUn beso
El poder de una tostada... jajaja. Pues ya era hora de un pequeño cambio hija.
ResponderEliminarBesitos. No, cambio... Abrazos. No, cambio...Un aprentón de manos. Mejor todo junto.