Terminó de escribir su discurso anual para la cena de su empresa. Llegaba navidad.
Lo leyó en voz alta y de su boca salieron palabra como crisis, fuerza, compañerismo, positivismo, ánimo...
Lo releyó y contó las palabras. mil, como siempre, una costumbre más como aquella cena.
Lo releyó de nuevo y se dio cuenta de que mil palabras después, este año, tampoco tenía nada que decir.
No es de extrañar:tanto las cenas de trabajo, como los discursos y las navidades, salvo excepciones, suelen ser enfermantes.
ResponderEliminarNo importa. Total todos habrán tomado tanto que nadie se dará cuenta.
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