Cuando sonó el teléfono, ella escucho una voz familiar y no pudo contener las lágrimas. Fueron tanto años...
La voz continuó hablando y ella espero a que la voz callara y le pasasen con un operador para colgar.
Siguió llorando recordando que hace años ella hablaba y grababa locuciones y era feliz.
Madre Rufino, como juegas con nuestra imaginación. Me gusta.
ResponderEliminarSalvo por tus relatos quien diría que estás vivo, nunca apareces por aqui abajo.
Un abrazo silencioso como tu.