Aparcar cerca. Volver a subir al quinto. Un grito. Tres pisos en un suspiro. Dos minutos, un zapato. Otro grito. “Asoma la cabeza”. Se quita el abrigo. 112. “¿Por qué ha esperado?” “No es momento”. Otro grito. “Empuja pero poco”. Toallas. Empujón. Un cordón, “¡¿dónde?!” Otro grito. Llanto, Timbre. Ambulancia. Están bien. “Se llama Mario”.
Nota: este texto se quedó en amigo para concurso. Se trataba de describir un momento de la vida que equivalga con la sensación del minuto 116 que dio el Campeonato del Mundo a la Selección Española -eso me han dicho. Sólo faltaban doscientas palabras más, pero eso para mi no es un micro.
Este momento representa e l nacimiento de mi segundo hijo a la puerta de la cocina, en casa; hasta la llegada de la ambulacia -una eternidad, cinco minutos resumidas en algo más de cincuenta palabras.
Pura emoción. Los dos minutos, inolvidables.
ResponderEliminarUn abrazo
que voy decir yo.
ResponderEliminarMinutos trepidantes y enormemente vivenciales. Nacer en casa ya es extraño como antaño, ahora nos hemos acostumbrado a los nacimientos en el hospital.
ResponderEliminarSaludos
Ocurre en algunas ocasiones:...por un instante, la eternidad...
ResponderEliminar200 palabras más, tienes razón, no sería un micro. sería un macro
ResponderEliminarUffff, habría que decirle a la mamá que los describiera para contrastar...
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