Caminaba por la calle pensando en sus cosas cuando vio que un hombre a su altura sonreía. A los pocos metros sintió la misma sensación con una mujer.
Se fijó en el tercer individuo con el que cruzó su camino; venía serio, con cara de circunstancia y al llegar a su altura, sonrío.
Al llegar al trabajo corrió al baño se miró en el espejo. Tenía tantas cosas en la cabeza que se había puesto la corbata al revés. En ese momento sonrío.
Cuando llego a su puesto su jefe le increpó para que se pusiera bien la corbata.
Es una pena que su jefe no sonriera tambien, supongo que tenía más cosas en la cabeza que él, y se olvidó de hacerlo.
ResponderEliminarUn abrazo
El jefe resultó ser buen observador. También.
ResponderEliminarUn abrazo