martes, 8 de febrero de 2011

Día.

Sonó el despertador cinco minutos antes de lo habitual. Le extraño la música distinta a la de otros días. Ya toque algo, pensó.
Al darse la vuelta, el ronquido de su derecha sonaba distinto.
Poco a poco sus ojos se adecuaron a la semipenumbra del dormitorio y no reconoció los muebles de alrededor.
Dio la luz de la lámpara de mesilla -esta no es mi lámpara- y no supo identificar a la persona que aparecía en la foto de al lado -será él que ronca.
Entonces decidió apagar la luz y cerrar los ojos, estaba segura de que ese no era su día.

8 comentarios:

  1. Ni su día ni su vida ni su casa ni su pareja.... a lo mejor era sólo su pesadilla.
    Pero desde luego, lo mejor que pudo hacer, es apargar la luz, volverse a dormir e intentarlo de nuevo unas horas más tarde.
    Me gustó.

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  2. Desde luego, no era su día.
    Esa puede ser una de las pesadillas más terribles, despertar y darte cuenta de que nada era lo que pensabas.
    Un abrazo.

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  3. Muy bueno, la mejor manera de solucionar los problemas es apagar la luz, cerrar los ojos y seguir durmiendo, sólo así quizá al despertar haya cambiado todo.

    Un saludo indio

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  4. Genial, todavía hay cosas que parecen poder arreglarse apagando la luz y volviéndose a dormir
    Un abrazo

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  5. Ya lo decía Calderón, aunque hay vidas que más bien son pesadillas.

    Un abrazo

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  6. pues si yo me despierto y hay otra a mi lado, no cierro los ojos, aprovecho la ocasión

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  7. Sueño que tengo una pesadilla. Valiente y no se despierta.
    Nos ha gustado.
    Saludos.

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