Sonó el despertador cinco minutos antes de lo habitual. Le extraño la música distinta a la de otros días. Ya toque algo, pensó.
Al darse la vuelta, el ronquido de su derecha sonaba distinto.
Poco a poco sus ojos se adecuaron a la semipenumbra del dormitorio y no reconoció los muebles de alrededor.
Dio la luz de la lámpara de mesilla -esta no es mi lámpara- y no supo identificar a la persona que aparecía en la foto de al lado -será él que ronca.
Entonces decidió apagar la luz y cerrar los ojos, estaba segura de que ese no era su día.
Ni su día ni su vida ni su casa ni su pareja.... a lo mejor era sólo su pesadilla.
ResponderEliminarPero desde luego, lo mejor que pudo hacer, es apargar la luz, volverse a dormir e intentarlo de nuevo unas horas más tarde.
Me gustó.
Desde luego, no era su día.
ResponderEliminarEsa puede ser una de las pesadillas más terribles, despertar y darte cuenta de que nada era lo que pensabas.
Un abrazo.
Muy bueno, la mejor manera de solucionar los problemas es apagar la luz, cerrar los ojos y seguir durmiendo, sólo así quizá al despertar haya cambiado todo.
ResponderEliminarUn saludo indio
Genial, todavía hay cosas que parecen poder arreglarse apagando la luz y volviéndose a dormir
ResponderEliminarUn abrazo
Ya lo decía Calderón, aunque hay vidas que más bien son pesadillas.
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha encantado...
ResponderEliminarSaludosss
pues si yo me despierto y hay otra a mi lado, no cierro los ojos, aprovecho la ocasión
ResponderEliminarSueño que tengo una pesadilla. Valiente y no se despierta.
ResponderEliminarNos ha gustado.
Saludos.