Todas las noches dejaba una bombilla encendida. Era su guía para volver al día siguiente.
Una superstición como otra cualquiera- se defendía de los ataques de él.
Una noche por error su marido la apagó.
Desde ese día. Antes de acostarse, enciende la luz más cercana a la ventana, para que la sirva de guía y sepa volver.
si es que hay que respetar las manías ajenas...
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