Al llegar a casa he ido corriendo al dormitorio he buscado el móvil en el cajón donde lo dejé cuidadosamente olvidado antes de irme.
No quería que me llamases. No quería hablar contigo.
He abierto el cajón rápidamente y he descubierto con decepción que no me has llamado.
En el fondo nos auto-engañamos muchas veces como medida defensiva. De poco sirve.
ResponderEliminarUn saludo indio
Llama tu y asi se llevará una sorpresa. seguro que no lo espera.
ResponderEliminarJajaja muy bueno, ahora a navegar en esa duda sin la certeza de saber qué hará la otra persona...la decepción es una gran aliada cuando se quire olvidar
ResponderEliminarNo sé, a mi parecer es triste, siempre intentando ser fuertes cuando en realidad se es todo lo contrario...
ResponderEliminarSaludos.
Como la vida misma, quién no ha experimentado esa sensación con el móvil, el contestador o, simplemente, con la madre que nos cogía los recados.
ResponderEliminarA veces no somos tan fuertes como pretendemos o queremos hacer creer... ¡pero hay que hacerse valer!
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