Desde la habitación de su hermanita se oía perfectamente el
dormitorio de sus padres. Ella cada mañana le contaba los ruidos y
conversaciones que salían desde el dormitorio cuando se suponía que todos
dormían.
Escuchaba como sus padres hablaban de la hipoteca, de las
salidas nocturnas de papá, de las amigas de mamá, de las malas notas.
Por no haberle tocado esa habitación no tenía información de
primera mano y tenía que esperar a que su hermanita le trasladara lo ocurrido
cada noche.
Lo bueno era que tampoco oía como algunas noches, cada vez
menos, algo pasaba en la habitación que hacia gritar a mamá.
Ya sería p´a menos....
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