lunes, 10 de enero de 2011

Para cenar

Cocinó con todo su amor un plato exquisito, lleno de pequeños toques: canela, jenjibre...

Al acabar, lo emplató con su recién adquirido aro sobre los dos platos, diferentes eso sí, de su escasa vajilla.

Lo posó encima de su recién reciclada mesa-caja y le pidió que disculpara si estaba un poco fría. Ella lo disculpó con una sonrisa.

Cenaron a luz de la farola que, a veces, titubeaba dejando entre tinieblas su mesa y el puente. Nunca comieron ensalada más rica que aquella de canela, jenjibre y lechuga.

La farola se apagó y se acostaron en su recién reciclada mesa-caja-cama.

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