lunes, 18 de junio de 2012

CENICIENTA

 

Hasta el coño de barrer el salón, Cenicienta se sentó en el porche del palacio de su madrastra.

 

A lo pocos minutos llego un emisario del Rey que dándole un sobre le contó que su majestad había convocado un baile para que su hijo buscase esposa.

 

Cenicienta tardó un segundo en darse cuenta de que no la dejarían ir a tal evento así que rehusó la invitación devolviendo la carta e indicando que en aquella casa sólo vivían hombres feos y que a ella no le permitirían acudir a tal festejo.

 

Al día siguiente el baile se celebró sin la madrastra, hermanastras y sin la propia Cenicienta que, pobre infeliz, pensó que había jodido el cuento a sus hermanastras.

 

 

 

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