De pequeño me enseñaron a llamar a las cosas por su nombre. Era fácil, al pan se le llamaba pan; al vino, vino.
Lo dificil llega cuando uno crece y no puede llamar cretino al cretino y hasta esta mal visto llamar al que mata, asesino.
PD: porque la democracia son votos y no disparos. NO A LA GUERRA, NO A LA PENA DE MUERTE, SI AL JUICIO Y AL DIÁLOGO.
Muy bien dicho, Rufino: magníficas lecciones de democracia nos dan los exportadores de democracia a hostias
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo.
ResponderEliminarSe puede decir más alto pero no más claro.
ResponderEliminarOpino igual.
Un saludo indio
Me sumo.
ResponderEliminar