Chupalongas salio de casa dejando la cuerda en el perchero, ya no le
hacia falta, de camino a destino estuvo contando arboles, no todos
desconocidos, al sauce siempre le tocaba cuando le saludaba con unas
palabras murmurantes, dejando una huella de agradecimiento. Unos metros
delante suyo encontró a muchos adultos reunidos, hablaban como gorriones
Uno con traje oscuro les observaba callado. Cuando se fueron, el traje
recogió cuidadosamente las volutas de aire apalabradas que suspendidas
aguardaban una conclusión practica. Al termino se marcho. Chupalongas,
trastornado, se fue para volver a la mañana siguiente, en el que se
repitió la escena, y así sucesivamente durante todo un año. El ultimo
día regreso a casa donde el abuelo cuidaba del nieto como siempre, cada
uno en una zona del salón, el uno mirando la televisión ausente, el otro
ausente coloreando adultos ausentes. Chupalongas se acerco decidido al
anciano y le mordió en la pantorrilla con fuerza, entonces le contó lo
que había visto. El abuelo se levanto y fue a la estantería de la
biblioteca. En ese momento un lobo de traje gris cayo fulminado.
Elevo a entrada el comentario que Johnson Ulises deja como comentario en la entrada anterior.
Eternamente agradecido. Más textos de Johnson en su laberinto-blog
Esto que ha hecho señor, me parece de una generosidad impagable, muchas gracias.
ResponderEliminarMe gusto descubrir su blog y el efecto que me produjo.
Un abrazo.
Johnson Ulises.