<< Estaba sentado en el banco del parque perdiendo mi mirada en el
atardecer sobre el río para ver si me llegaba la inspiración, hacía ya
mucho tiempo que mi libreta estaba en blanco. Una mano se posó en mi
hombro,no me volví sabía que era mi camarada.
Buenas tardes,camarada,veo que sigues en blanco.Será que buscas algo que esta perdido en ti.
Fíjate en aquel gorrión posado en la barandilla del puente.Bien se esta
lavando sus plumas, emprende el vuelo se dirige a aquella rama,ves ya
tiene su alimento,ahora va al nido,no se pregunta si el sol nace del
oriente o del occidente, sólo sabe cuando nace y cuando se pone, se guía
por él,no tiene un rumbo marcado cuando levanta el vuelo,pero sabe
donde ir.No sé preocupa si aquí ó allí encuentra su alimento porque allá
donde se posa lo obtiene,ya que él hace su función. Tú,mi fiel
camarada, te posas en el banco,no lavas tus plumas porque crees que no
lo necesitas,al levantar el vuelo ya te marcas un rumbo fijo,así que la
rama donde te posas casi nunca te da alimento,eso te ocurre porque no
haces tu función,crees que si ,pero no, porque piensas que la obra que
representas la has elegido tú.Mírate bien camarada, ni siquiera cuidas
de tu pluma para escribir y eso que es tu instrumento porque crees que
ella te debe obedecer,miras donde se pone el sol, pero nunca te preguntas
si el sol te mira a ti.
Se fue en el instante en el que los últimos
rayos quedaban suspendidos.Al día siguiente empecé a escribir de nuevo
al son del amanecer. >>
Regalo de Beatriz López. Muestra de que la generosidad
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