Ella se siempre se sintió como Cenicienta.
Al dar el reloj las doce todo se transformaba.
Ella perdía su vestido de princesa y se volvía una simple fregona.
Volvía a cocinar y fregar. Cuidad a los niños y obedecer.
Él perdía su vestido de príncipe y se volvía un guerrero
que veía enemigos donde no había más que un simple fregona.
increible! me gustan tus textos que me hacen pensar,volver a pensar, y así....y quedarme con el gusanillo y saber que volveré a reeleerlos,buscando más.
ResponderEliminarEs que son muy buenos los cuentos de Rufino
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