- He perdido mi paraguas -comentó la clienta al entrar en el bar.
- Yo antes también lo perdía -respondió el camarero
- ¿Ahora ya no? ¿Cómo lo hizo?
- Fácil. Puse en marcha un axioma universal. Contra la fatalidad de perder el paraguas, la virtud de no usarlo.
Se le puso cara de varilla.
ResponderEliminarBlogsaludos
Genial.
ResponderEliminarYo no uso paraguas, pero no por no perderlos, si no, porque los odio.
Yo también los odio. Sabio el camarero.
ResponderEliminar